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El 28 de marzo se tuvo que adelantar el reloj una hora. Este cambio es bastante reciente y responde a motivos económicos (se estima que el ahorro energético es de un 5 % aproximadamente). Aunque está bastante discutida esta medida como método de ahorro, nos centraremos en qué es esa hora de la discordia y su historia.
El ser humano siempre ha querido entender y dominar el tiempo. Civilizaciones antiguas como la egipcia o la romana ajustaban los horarios al sol dividiendo el tiempo de luz en doce horas (todas con la misma duración, las llamadas horas temporarias). Esto hacia que las horas de luz durante el verano fueran más largas. Por su parte, las clepsidras romanas (relojes de agua) tenían escalas diferentes para los meses del año. Sin embargo, fue el matemático griego Hiparco de Nicea quién dividió el dia en 24 horas de igual duración en el siglo II a. C. Durante siglos las divisiones del día variaban con cada estación y esto no cambio hasta el siglo XIV que se inventó el reloj mecánico.
Pero, ¿Cuándo y cómo empezó esto del cambio de hora moderno? Y lo más importante ¿Por qué? Las tres preguntas se resumen en una sola persona. El científico, inventor y político., Benjamin Franklin.

 

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Este polifacético personaje se encontraba, como embajador, en Paris en 1784. Publicó una carta anónima en la que explicaba a los parisinos cómo si ajustaban sus horarios a las horas de luz, la aprovecharían (la luz) de manera más eficiente. Este ajuste proporcionaría un ahorro sustancial a los franceses, aunque sólo fuera en velas. Su propuesta básicamente era levantarse al alba y acostarse al anochecer para gastar menos iluminación artificial. Franklin no propuso el cambio de horario pero, fue el primer paso y la inspiración para que, en 1905, William Willet concibiera lo que hoy conocemos como horario de verano.
El constructor inglés engendró la idea mientras paseaba a caballo en una mañana de verano. Se desconcertó al ver cómo los londinenses se perdían (durmiendo) el mejor momento de una jornada de verano. Dos años más tarde, publicó su idea en un folleto llamado “The waste of Daylight”. Willet propuso que los relojes se adelantaran 80 minutos en verano. Esto supondría un ahorro sustancial (2,5 millones de libras) en iluminación. Su idea se basaba en adelantar los relojes 20 minutos a las 2 de la madrugada en los domingos de abril y atrasarlos de la misma manera en los domingos de septiembre.
Su idea no se aplicó de manera inmediata. La Gran Guerra fue la responsable de que en 1916 Alemania y sus países aliados implantaran la idea, con una razón económica. El ahorro de carbón. En los siguientes dos años, Reino Unido y el resto de estados en guerra aplicó la medida. Fue el 15 de abril de ése mismo año, en 1918, cuando el cambio se reguló internacionalmente aprobándose la aplicación del horario de verano (Daylight Saving Time o DST).

 

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El caso español
España ha tenido una trayectoria diferente en lo que a la adaptación del horario de verano se refiere. A pesar la implantación internacional del DST, la hora no se cambió en varios períodos a lo largo de los años 1920 y 1930. Como ejemplo a esta particularidad mencionaremos que en la Guerra Civil la confusión se apoderó también de los relojes teniendo el bando republicano y el nacional, horarios diferentes. Con el final de la guerra llegó la unificación horaria, correspondiendo ésta al meridiano de Greenwich. No obstante, el cambio no acabó aquí. El 15 de marzo de 1940, el territorio peninsular y Baleares adoptaron el horario GMT+1 para ajustar la hora a Berlin (la cual reinaba en todos los territorios invadidos por el III Reich), conocido actualmente como CET (Centra European Time). La penúltima regulación del horario de verano se realizó en 1981, estableciendo el cambio de hora en el último domingo de marzo y el último de septiembre. La última modificación horaria (de verdad) se realizó en 1996 estableciendo el cambio de hora de verano a invierno en el último domingo de octubre.
Todas las técnicas de medición estaban estrechamente relacionadas con entender la naturaleza y con amoldarse a ella (comprender las estaciones para amoldar las cosechas, por ejemplo). El desarrollo tecnológico que disfrutamos en la actualidad s nos ha alejado de ese conocimiento de la naturaleza, tornando nuestro interés en algo meramente económico.

1. Karen Masters (abril de 2006). «Why is a day divided into 24 hours?». Departamento de Astronomía de la Universidad de Cornell. Consultado el 16-03-2015.
2. B.L. Ullman (1918). «Daylight saving in ancient Rome». The Classical Journal 13 (6): 450–451. Consultado el 16-03-2015.
3. David Rooney (2007). «Royal Observatory commemorates William Willett». Petts Wood & District Residents’ Association. Consultado el 16-03-2015.
4. William Willett (1907). The waste of daylight. 1st edition. Consultado el 16-05-2007. | William Willett (1914). The waste of daylight (PDF). 19th edition. Consultado el 16-03-2015.
5. Redacción de teinteresa.es Historia del cambio horario en España.Madrid. 29-03-2014 [Consulta: 16-03-2015] Disponible en:www.teinteresa.es