En el S.XIX en Londres, cuna de la medicina en Europa en aquellos momentos, la figura de un doctor brillaría por encima de muchas otras.
El Dr. James Barry, se convirtió en un experto galeno, que realizó importantes reformas, y estudió enfermedades como la sífilis introduciendo importantes novedades para paliar esta enfermedad tan común en la época.
También sería médico del ejército, y llegó a ser Inspector General de Hospitales de Inglaterra. El cargo más alto en cuanto a medicina se refiere.
Pero a pesar de que nos pueda parecer una historia normal de un hombre de gran éxito en su campo, a su muerte, se desveló el gran secreto que guardaba.
James Barry era en realidad Margaret Ann Bulkley, es decir, una mujer.

James Barry, ya con su aspecto masculino

James Barry, ya con su aspecto masculino

Margaret nació en el condado de Cork, en una familia acomodada y desde que era pequeña su gran ilusión era estudiar medicina, siempre había sido muy inteligente y vocación no le faltaba.
Lo que si le faltaba, era una condición sin la cual no podría ingresar en la academia de medicina: ser hombre, pues las mujeres no podían acceder a este tipo de estudios en la Inglaterra de la época.

El tío materno de Margaret –del que tomaría el nombre- James Barry, con amigos influyentes (trabajaba en la Real Academia de Londres, y era un conocido pintor) entre ellos un general venezolano llamado Francisco Miranda, que junto con otros amigos planearon darle a Margaret el aspecto de un hombre para que pudiese así ingresar en la escuela de medicina de Edimburgo, y una vez licenciada, trasladarse a Venezuela para poder ejercer allí.

El general Miranda, tenía una biblioteca de más de 6000 volúmenes y Margaret la visitaba con frecuencia devorando libros, sobre todo de ciencias y de medicina.  Miranda fue un hombre muy singular, que participó en primera fila en muchos de los acontecimientos del siglo, la revolución Francesa, la independencia de EEUU … apareciendo su nombre incluso en el Arco del Triunfo en París. Se dice que podía haber sido el verdadero padre de Margaret, pero no nos han llegado pruebas fiables como para afirmarlo.

El general Miranda

El general Miranda

Efectivamente, cambió no solo sus ropajes, si no su peinado, sus gestos y sus maneras para parecer el hombre que no era, ingresando en la academia de Medicina de la Universidad de Edimburgo como James Stuart Miranda Barry, en 1809, y licenciándose en 1814, con tan sólo 17 años.
Continuamente sufría burlas debido a su voz afeminada pero siempre se defiende con honor.
Realiza una tesis sobre la hernia crural, publicada en latín.

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En 1816 el general Miranda fallece, lo que le imposibilita para seguir su plan de ir a trabajar a Venezuela.
Continúa entonces con su rol masculino, alistándose en el ejército para ejercer la medicina de guerra.
Su primer destino fue el Cabo de Buena Esperanza, allí hace buenas migas con el gobernador, Charles Somerset, de quien se cree sabía la verdadera identidad del Dr Barry, pudiendo llegar a ser amantes; fueron acusados (en aquellos tiempos no era bien visto) de tener una relación homosexual y el caso fue investigado.

El Dr. Barry se convirtió en un experto cirujano, realizando en África,en 1820 ( 1826 según otras fuentes),  la primera cesárea con éxito de la historia , en la que tanto el bebé como la madre sobrevivieron, ésta, agradecida le puso a su hijo el nombre de James Barry Munnik. Utilizó técnicas occidentales, pero recogió datos de cesáreas hechas por indígenas con métodos más naturales y rudimentarios, pero con resultados muy parecidos. Antiguamente las cesáreas se solían practicar si la madre estaba a punto de morirse y el feto estaba vivo, centrándose tan solo en el bebé.
Allí propuso además un sistema de conducción de agua en la ciudad, porque venía muy contaminada y transmitía enfermedades, mejorando la vida de sus habitantes.

Introdujo además muchas novedades en cuanto a la higiene, que cambiarían los pronósticos de muchas enfermedades.
Estudió la sífilis, llegando a realizar avances más que notables de la enfermedad.
También estudia varias enfermedades tropicales y transforma hospitales.
Estuvo destinada en Malta, donde ayuda en 1846, durante una epidemia de cólera que asoló la isla, siendo homenajeado por el Duque de Wellington por su exitosa labor. El tiempo que vivió allí se ganó el cariño de sus habitantes que lamentaron su pérdida tanto cuando se fue, como cuando se enteraron de su fallecimiento.

Algunos llegaron a sospechar de su sexo, pues lo veían demasiado afeminado tanto física como psiquicamente, e incluso pensaron que era hermafrodita. Se dice que incluso unos compañeros del ejército lo descubrieron en vida, visitándolo mientras estaba muy enfermo, pero juraron guardar el secreto.
A todos sus destinos iba acompañada de su sirviente, y su perro al que llamaba “Psique”.

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En 1857, y después de estar un tiempo en Corfú, es trasladado a Canadá, allí, cambia la dieta de los soldados por una más saludable, evitando así que enfermen constantemente. Mejoró también su forma de vida promoviendo que no bebiesen tanto alcohol, y cambiando las estancias por otras más aireadas y con letrinas más higiénicas. Lucharía e investigaría otra enfermedad, la lepra.
Llega a conocer a Florence Nightingale, de la que hemos hablado ya en uno de nuestros artículos, que lo describe como “la criatura más dura que he conocido en el ejército”. Se conocieron durante la guerra de Crimea.
Por esa época se le nombra Director general de hospitales de Inglaterra (equiparable a lo que es ahora un ministro de sanidad).

Mientras seguía en su destino en Canadá, su frío clima le hace enfermar constantemente. Vuelve a Inglaterra, donde parecía mejorar pero su salud nunca fue la misma y falleció de disentería en julio de 1865 a los 70 años.

Nada le hacía sospechar a Sophia Bishop trabajadora de una funeraria inglesa, que aquella tarde de julio, su trabajo rutinario le iba a deparar una gran sorpresa, y a la vez, destapar un gran escándalo.
El cadáver que tenía delante para prepararlo para su enterramiento, era una mujer; hasta ahí todo normal, si no fuese porque la documentación decía que ese era el cuerpo de James Barry, un médico conocido por todos. Suponiendo un error administrativo, informa a sus superiores pero tras la pertinente investigación no hay lugar a dudas, el cuerpo es del Dr. James Barry.
Durante toda su vida había tenido engañados a todos, James era mujer, era Margaret, y además su cuerpo presentaba signos de haber dado a luz a un bebé.
El asunto que se extendió como la pólvora, llegó a ser un escándalo, una mujer médico, una mujer en el ejército, una mujer con tal altos cargos en el gobierno…
El (la) ilustre médico había engañado a todo un Imperio.
Ante estos hechos, el gobierno decide negar que el Dr. Barry era en realidad Margaret, y expone que son tan solo cotilleos del personal de la funeraria, por lo que fue enterrada bajo el nombre de James Barry, con honores de ejército y condecoraciones póstumas. Está en el cementerio de Censal y su lápida es aún visible.

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Cabe decir, que la primera mujer médico como tal, sin ocultar su identidad, fue la norteamericana Elizabeth Blackwell, que se licenció en medicina en 1849 en Nueva Cork, 37 años más tarde que Barry.
En Inglaterra la primera mujer médico fue Elizabeth Garret Anderson en 1870, que a pesar de poder ejercer en Inglaterra, tuvo que cursar sus estudios en París.