La semana pasada comenzamos a ver los mitos de la creación en la zona del Mediterráneo y de Mesopotamia, en este artículo se continua en la misma línea analizando elementos como los monstruos del Antiguo Testamento y el nacimiento de Adán y Eva.

  1. Los monstruos primigenios.

Uno de los monstruos primigenios es Ráhab, Príncipe del mar, que según algunos relatos se revelo contra Dios y como castigo éste lo mató. A Ráhab se le identifica con Leviatán, Océano o el Gran Dragón, al que Dios arrastró en una gran red hasta la costa junto con su progenie. Allí les destrozó el cráneo. Pero como, aun así, se resistía a morir, puso vigilias hasta el día del Juicio final. Esta relación entre Leviatán con el Dragón recuerda a la serpiente primordial, que aparece en muchas mitologías.

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El leviatán es descripto como un monstruo, de cuyas fauces salía fuego y llamas, de sus narices humo y de sus ojos un rayo de luz. Su corazón era despiadado. Recorría el mar a su voluntad. Se le asemeja a la ballena o al cocodrilo, por su proximidad al Egipto. Recibe el nombre de “Espíritu celestial de Egipto”. Los cocodrilos eran venerados en varios lugares de la cuenca del Nilo, como Tebas y Atribis. Se han hallado sus momías en muchos cementerios.

Ningún arma hecha por el hombre puede dañarle ni atravesar sus escamas. Incluso los propios ángeles le temían. Pero Dios le pescó con un anzuelo, lo sacó del abismo, donde vivía, sujetó su lengua con un cordel y atravesó su nariz con un junco. Después lo echó sobre una barca y se llevó como si hubiera tratara de cualquier pez (Isaías 27, 1; salmo 74, 14; Job 40, 25-32; 41, 2-26). Este mito recuerda a la lucha entre Jörnungan y el dios nórdico Thor, pero también a gran número de relatos en los que el héroe o semidiós debe luchar contra la serpiente o dragón. La relación entre el dragón y el caos primordial parece una constante de muchas mitologías.

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En otros lugares se afirma que Dios permitió que Leviatán reinara sobre los peces. También se encuentran opiniones de que había dos Leviatanes- la serpiente huidiza y la serpiente tortuosa- a las que Dios destruyó. Pero la muerte del mítico monstruo no es clara, ya que en algunos textos se dice que Dios lo domesticó por completo y de vez en cuando juega con él. Todos le temen salvo un pequeño pez llamado Chalkis, creado por Dios para mantener al monstruo a raya (Salmo 74, 14; 104, 24- 26; Job 40, 29).

Otros dicen que Leviatán ha sido confinado a una cueva, donde carga con todo el peso del mundo e impide que Tehom (el abismo de aguas primordiales) salga e inunde la tierra. De vez en cuando la serpiente levanta una aleta para que las aguas dulces del Tehom broten y pueda beber (Apocalipsis de Baruc 29, 4).

Ante las contradicciones de la muerte o no del monstruo algunos estudiosos apuntaron que Dios creo a dos Leviatanes, un macho y una hembra. Por miedo a lo que pudieran hacer mató a la hembra y castró al macho. Otros textos anuncian una batalla entre Leviatán y Behemot, otro de los monstruos del AT. Tras un combate estremecedor en la orilla del mar, los cuernos curvos de Behemot desgarrarán a Leviatán, mientras las aletas de éste hieren de muerte al primero.

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Behemot, la primera de las bestias terrestres, es descrita como un hipopótamo gigante, con una cola más grande que el tronco del cedro y los huesos como tubos de bronce. Gobierna las criaturas terrestres, mientras Leviatán lo hace con las marinas. En algunos mitos se dice que ambos monstruos eran pareja, pero Dios los separo mandando uno a tierra y otro al mar.

Behemot parece en ocasiones un buey y en otras un hipopótamo. El hecho de que este animal viva cerca el agua, pueda permanecer sumergido bastante tiempo, tenga una gran fuerza, pero sea herbívoro, recuerda a la descripción del monstruo mítico. Hay que recordar que la hembra del hipopótamo era venerada en algunos lugares de Egipto.

2. El nacimiento de Adán.

Dios creo al hombre de la tierra, pero no de cualquier polvo, sino de uno puro. De esta forma el hombre podría llegar a ser la cima de la Creación. Su nombre se debe, según algunos relatos, a que proviene de la tierra (Adama). Sin embargo otros lo derivan de la palabra adom (rojo), por ser creado con arcilla roja en Hebrón. Otros proponen el monte Moria, ombligo de la Tierra, como el lugar donde Dios fabricó al hombre y donde, posteriormente fue bendecido Abraham.

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Algunas interpretaciones proponen que el nombre de Adán revela los tres elementos con el que fue creado: epher (polvo), dam (sangre) y marah (hiel). Si en el ser humano falta alguno de ellos enferma y muere. Otros afriman que Dios escogió polvo de todos los lugares del Mundo. De esta forma la Tierra siempre acogerá al hombre, cualquiera que sea la región donde mueran. El mito de la creación del hombre a partir de la tierra es común muchas culturas. En Egipto el dios Khnum o el dios Ptah creó al ser humano con una rueda de alfarero; en Babilonia, la diosa Aruru o Ea lo moldeó con arcilla. Según un mito griego focense Pormeteo fabricó al hombre de cierta arcilla roja de Panopeo.

Se dice que Adán poseía un cuerpo tan grande que su rostro contemplaba el trono de Dios. Su belleza era tal que los animales lo confundían con el Creador y quisieron adorarlo. Pero él no lo permitió y les llevó a bendecir y adorar a Dios. Por ello Dios quedó complacido y envió a los ángeles a que rindieran culto al hombre. Sólo la serpiente se negó y por ello fue apartada de la presencia de Dios. Otro pasaje dice que lo ángeles al ver a Adán se atemorizaron tanto que huyeron al cielo. Allí le preguntaron a Dios si podía haber dos poderes divinos, uno en el cielo y otro en la tierra. Para tranquilizarlos Dios disminuyó la altura del hombre un millar de codos, luego, después de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, la redujo de nuevo.

  1. Compañeras de Adán.

El segundo de los relatos de la Creación propone que la mujer fue creada de la costilla de Adán y llamada Eva por ser la madre de todos los vivientes. Sin embargo, en el primer relato se dice que en el sexto día Dios creó al hombre, varón y hembra.

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En este sentido se trata de una tradición que parte de que el hombre era un ser andrógino. Los babilonios consideraban al hombre primigenio andrógino. De ahí que en el poema de Gilgamesh Enkidu tenga rasgos femeninos. En la cultura griega también se encentra esta idea de un ser bisexual, completo, que es tanto femenino como masculino. Esto se puede en el mito descripto por Platón en el Banquete.

Gilgamesh y Enkidu

Esta primera mujer no sería Eva, sino Lilit. Dios se la dio al hombre para que no estuviera solo, ya que todos los demás animales tenían pareja. Pero formó a Lilit de barro sucio e impuro. Adán y Lilit nunca tuvieron armonía juntos, pues cuando yacían el hombre quería colocarse por encima de ella. Lilit se sentía ofendida por esta postura, ya que se consideraba como su igual. Al intentar obligarla a obedecer Lilit pronunció el nombre de Dios y se elevó por los aires dejándole.

Adán se quejó a Dios y éste mandó a sus ángeles, Senoy, Sansenoy y Semangelof, para buscar a la mujer y hacerla volver. La encontraron en la zona del mar rojo, donde habitaban los demonios lascivos. Con ellos Lilit engendró a los lilim. No pudieron los ángeles hacerla regresar y cuando la amenazaron Lilit dijo que se llevaría la vida de los recién nacidos, al no ser que viera un amuleto con el nombre de los ángeles sobre los niños. Dios la castigó convirtiéndola en un demonio. Cuando no podía acabar con la vida de un niño Lilit se volvía contra su propia prole. Las leyendas y mitos sobre demonios y vampiros tienen su origen en Lilit. Este relato nace de un rito apotrópeo que practicaban las comunidades judías. Para proteger al recién nacido contra Lilit, en especial al varón, se dibujaba un anillo con carbón en la pared de su habitación y se escribía “Adán y eva. Fuera Lilit.”

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También se cree que Lilit representa a las mujeres cananeas que adoraban a Anat y se les permitían relaciones prenupciales. Los profetas critican en varios pasajes a las israelitas por seguir estas costumbres. La huida de Lilit al mar rojo se debe a una antigua leyenda hebrea que decía que el agua atrae a los demonios. Aunque estos también son asociados con Egipto. Su propio nombre (lilitu) significa demonio femenino en la terminología asiria- babilónica. Pero anteriormente aparece el nombre de Lillake en una tablilla sumeria del año 2000 a. C. Aquí se trata de un demonio hembra que habitaba el tronco de un sauce cuidado por la diosa Inanna (Anat).

La tradición hebrea asocia su nombre a layit (la noche) y por ello se la representa como un monstruo nocturno. Esto también se muestra en la cultura árabe, que la considera un demonio que mora en las ruinas del desierto. Salomón sospecha que la reina de Sabá era Lilit. Queda asociada a las Lamias griega o a la Empusa romana. Todas ellas son demonios zoomorfos que devoran a los recién nacidos, normalmente por venganza. También suelen seducir a los hombres para yacer con ellos.

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La segunda mujer que Dios creó para Adán la hizo delante de éste. Al ver como ponía los huesos, los músculos, las entrañas y la piel, Adán sintió asco y se negó a yacer con ella. Dios se la llevó de su presencia. Nadie sabe con certeza que fue de ella.

Por último Dios durmió al hombre y de su costilla creó a Eva. Esta creación se interpreta como una forma de establecer la supremacía del varón sobre la mujer. Ello carece de paralelos en las culturas del Mediterráneo y Cercano Oriente. Se cree que el relato pudo surgir de un relieve que representaba a la diosa Annat suspendida en el aire mientras contemplaba como su amante Mot mataba a su gemelo Aliya.

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Eva es considerada como Madre de todos los vivientes, como Hawwah. Se cree que es una forma hebraizada del nombre divino de Heba, Hebat, Khebat o Khiba. Ésta sería la esposa del dios hitita de la tempestad. Se la suele representar montada a lomos de un león. En ocasiones se la ha identificado con Anat, con Isthar y la Hebe griega, esposa de Heracles. Sería una representación de la diosa madre.

Bibliografía:

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Anónimo, El Corán, ed. Austral.

Armour, Robert A, Dioses y mitos del Antiguo Egipto, ed. Alianza.

Eliade, Mircea, Historia de las creencias y las ideas religiosas, ed. Paidos.

Graves, Robert y Patai, Raphael, Los mitos hebreos, ed. Alianza.