Se ha confirmado el hallazgo de la momia que pertenece a la sacerdotisa de Amón-Ra, en un ataúd que se encuentra intacto desde hace tres milenios. Fue descubierta por arqueólogos españoles, junto a la tumba del visir Amenhotep Huy en Luxor.

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Su féretro es de yeso y madera, fue sepultado en una antigua colina en Tebas. La sacerdotisa danzaba, cantaba y rendía culto a Amón-Ra, que era considerado Rey de dioses. Según palabras de la expedición de científicos, que trabajaron desde 2009: “El sarcófago se halla extraordinariamente bien conservado, para haber permanecido bajo seis metros de restos. Es casi un milagro”. Estaba situada en el patio que precedía a la capilla del gobernador de Amenhotep III, donde su ataúd venció todos los saqueos y el paso del tiempo. Destacan las coloridas inscripciones con jeroglíficos en sus laterales y la perfección de las facciones de la momia, con coronas de flores y collares, descripta por los arqueólogos, que detallan: “Tiene un poco dañada la nariz pero es una cara preciosa. Quien trabajó el sarcófago era gente de nivel”.

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Misterio sobre su identidad
No se conocen aún los datos sobre su identidad, porque algunos restos de la inscripción están dañados. Se espera encontrar algún papiro que contenga pistas más claras al respecto, como era la costumbre. El sarcófago no contiene los detalles tampoco de la fecha, pero su estilo sí es más antiguo que los pertenecientes a la dinastía XXI, que son más decorados, según explican los egiptólogos. Una de las hipótesis habla sobre un estilo que es único y perteneció a esta dinastía. Sus descubridores sin embargo comentan: “Hay muy pocos sarcófagos de la dinastía XX y muy pocos de la dinastía XXI, que muestren la transición de estilo a finales del Imperio Nuevo”. Se ha valorado este descubrimiento por los expertos, como un gran banco de datos, ya que la necrópolis de Asasif ha sido poco investigada y no es tan conocida, como otras más cercanas. Estas informaciones abren la puerta a un mundo nuevo de posibilidades y expediciones arqueológicas.

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Mientas trabajaban se percibió una estructura, que no pertenecía al resto de las piedras, que formaban parte del muro de la capilla que se investigaba. Cuando se levantaron las grandes piedras, quedó al descubierto la parte superior de dicho sarcófago, como otros ya encontrados. Los arqueólogos se dieron cuenta de que podía tratarse de un enterramiento, porque la profundidad era de 70 centímetros desde el suelo. Cuando consiguieron rasgar una zanja de aproximadamente 4 metros de largo, procedieron a documentar lo que encontraban y emergía de la tierra, procediéndose al levantamiento. Más tarde el sarcófago se trasladó a la capilla contigua, colocándose sobre tablas y se comentó al respecto: “Fue un instante emocionante porque el tiempo se confundía. No sabías si estabas a punto de enterrar a una cantora de Amón o si se había recuperado del olvido tras milenios bajo tierra”.

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Se confirma por lo tanto con este sepulcro, que la tumba del visir fue objeto de persecución, durante la reforma religiosa tan radical que se llevó a cabo por Ajenatón, quien era hijo de Amenhotep III. Este fue un gran precursor del monoteísmo y se estima que el lugar, pudo ser utilizado para realizar las momificaciones. Se llegó a esta conclusión porque se encontraron vendajes, bolsas de natrón y vestigios de camas de adobe.

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Históricamente, se enterraban dentro del perímetro la gente, que como la cantora Amón pretendían la mediación del visir. Sobre este ataúd se cree, que existe una maldición porque hasta llegar a Inglaterra, las personas que lo trasladaban, sufrieron una serie de desgracias, hasta que fue donado por sus propietarios al Museo Británico. Pero los problemas se agravaron al colocarse en la sala el ataúd, ya que se escucharon golpes y sollozos desde el interior del sarcófago, haciéndose eco la prensa de los sucesos, hasta que finalmente fue adquirido por un coleccionista y trasladado a Nueva York. En cuanto a estos relatos y las especulaciones de los medios, el egiptólogo y conservador de antigüedades del museo escribió: “Ninguna momia que haya hecho cosas de este tipo, estuvo jamás en el Museo Británico. La tapa nunca viajó en el Titanic y jamás fue a América”.

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