La llamada Guerra de los Treinta Años es un conflicto complejo, que junto con la situación que vivía cada país de Europa, tanto interior como exteriormente, afectó a todos y cada uno de los países católicos y reformistas. A lo largo de este artículo trataremos de explicar las causas, el conflicto global y las consecuencias del suceso mas relevante de la Edad Moderna.

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Situación en Europa antes del conflicto

Durante el reinado de Maximiliano II, el Imperio (Sacro Imperio Romano Germánico) respiraba en una relativa paz religiosa entre católicos y protestantes debido a la política conciliadora de su rey. A pesar de ello, la Contrarreforma, medida que impuso el Papado para frenar la Reforma protestante de Lutero, se extendía por todo el Imperio, con la ayuda del sucesor de Maximiliano, Rodolfo II (1576-1612).

Mientras el catolicismo ganaba terreno en el Imperio, la Reforma protestante lo hacía en Austria, Bohemia y Hungría pero contaba con los conflictos internos entre luteranos y calvinistas.

Estas dos posturas religiosas hacían peligrar el periodo de paz y así fue cuando conflictos armados se desarrollaron en Aquisgrán, Colonia y Estrasburgo. El resultado fue la creación de la Unión Evangélica en 1608 que contaba con el apoyo de varios príncipes alemanes protestantes y que estaba dirigida por el príncipe del Palatinado, territorio que contaba con el apoyo de Francia, Inglaterra y Provincias Unidas (genéricamente Holanda).

Como respuesta a esta unión protestante, Maximiliano de Baviera creó la Liga Católica en 1609.

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En Francia, se dio un respiro a la histórica rivalidad con los Hasburgo del Imperio, ya que a la muerte de Enrique IV, en 1609, la regente María de Medici se vio obligada a un acercamiento a la España católica, cuyo rey temía por la inestabilidad religiosa del Imperio.

Esto cambiará cuando Richelieu, a partir de 1624, sea responsable de la política exterior de Francia. Este personaje tenía una enfermiza rivalidad con España hasta tal punto que, aun siendo católico, pactó con protestantes para sus fines.

La situación en los países bálticos no era distinta. El estrangulamiento que llegaron a sufrir las costas holandesas por parte de la Corona española no era conveniente para los países escandinavos y Dinamarca y Suecia compartían ideología protestante con Holanda.

El desencadenante de la Guerra

A la muerte de Rodolfo II en 1612, Matías I promete que mantendrá la Carta de Majestad que permitía a los bohemios la libre elección de religión. Este incumplió su palabra, se proclamó abanderado del Catolicismo y, siendo ya viejo, eligió como sucesor a su sobrino Fernando de Estiria, gran también defensor del Catolicismo.

En 1618 se convocó la Dieta de Bohemia para defensa de la Carta de Majestad y para pedir al emperador Fernando que abandonase su política procatólica. Matías disolvió la dieta en dos ocasiones a lo que los parlamentarios de la dieta se dirigieron a la Cámara de Regentes y arrojaron a dos de los más católicos por una ventana. A este episodio se le llama la Defenestración de Praga (lugar donde se celebraban las dietas de Bohemia) el 23 de mayo de 1618.

Estos sublevados formaron un gobierno provisional y reclutaron a un ejército para hacer frente al poder Imperial. Matías murió en este mismo año y estos no aceptaron a Fernando de Estiria como rey de Bohemia, eligiendo en su lugar a Federico V del Palatinado, lider de la Unión Evangélica.

Grabado de la Defenestración de Praga

Grabado de la Defenestración de Praga

Guerra de los Treinta Años (1618-1648)

Desde este momento comenzaron a formarse dos facciones por toda Europa. Por un lado el emperador, que contaba con el apoyo de Maximiliano de Baviera, los príncipes de la Liga Católica y Felipe III de España. Por otro lado Federico V, que en un principio pudo contar con la ayuda de Inglaterra, Francia y su Unión Evangélica, se dio de bruces contra un Jacobo I de Inglaterra y un Luis XIII de Francia que se abstuvieron y una Unión Evangélica minada de problemas internos.

Esto provocó que los Tercios de Flandes y el ejército bávaro controlaran la zona austriaca, tomaran Bohemia y venciesen casi sin resistencia al ejército rebelde. A partir de este momento la Corona bohemia dejaría de ser electiva para adscribirse a los Hasburgo del Imperio. El Alto Palatinado fue entregado a Maximiliano de Baviera y el Bajo Palatinado a España, siendo la unión entre esta y sus posesiones en Italia.

En este momento el rey Cristian IV de Dinamarca, de concesión luterana, prestó ayuda a los protestantes de Alemania contra el Imperio pero sufrió una aplastante derrota a manos de Wallenstein. Fernando II estableció el “Acta de Restitución” por la que la iglesia católica recuperaba sus dominios en territorios protestantes.

Francia tomará parte apoyando a Suecia en su causa protestante pero con la condición de que se respetara el Catolicismo, concesión francesa. Gracias a esto, y a la impresionante habilidad bélica de Gustavo Adolfo de Suecia, los ejércitos de Tully y Wallenstein fueron destruidos, además de hacerse con todo el control del Mar báltico. Este rey de Suecia murió en la batalla de Lizten en 1632 pero su ejército también consiguió esa victoria.

Batalla de Rocroi - Augusto Ferrer-Dalmau (2011)

Batalla de Rocroi – Augusto Ferrer-Dalmau (2011)

La etapa triunfal de Suecia acabó cuando España envió sus tropas en apoyo a los católicos saliendo vencedores en la batalla de Nördlingen. Debemos destacar la labor de Francia que solo entraba en conflicto directo cuando alguno de sus territorios se veía amenazado, tanto por un bando como por otro. Mientras tanto ayudaba a la causa protestante a la vez que Richelieu seguía su implacable política anti-Hasburgo.

Mientras España entraba en conflicto con Francia por haberse apoyado a fuerzas protestantes, se firmaba la Paz de Praga de 1635 por la que se reestablecía la paz de Augsburgo de 1555, que en su momento fue necesaria para aceptar la concesión protestante. Además suspendía por cuarenta años la Carta de Restitución.

A partir de 1635 España continuó en guerra contra Francia y no fue hasta la muerte del Cardenal Richelieu, en 1642, y la de Luis XIII en 1643, cuando comenzó a vislumbrarse la posibilidad concreta de paz. Tras la derrota española en Lens en 1648 se firmó la Paz de Wesfalia y a partir de entonces la rama Hasburgo comenzó a perder poder a pasos agigantados.