En esta época en la que nuestro país se ha visto inmerso en elecciones democráticas, las palabras izquierda y derecha campan a sus anchas en todas las tertulias y artículos de política. En Detectives de la Historia nos hemos preguntado por qué las ideologías políticas están recogidas en dos vertientes y cuándo se implantaron.

Antes de sumergirnos en la historia y descifrar esta división ideológica, dejaremos claro que las raíces de esta partición está estrechamente relacionada con la semántica.

La palabra derecho-a está relacionada con lo razonable, lo recto, lo justo. De ahí tenemos la expresión de hacer las cosas a derechas que significa hacer las cosas correctamente. La mayoría somos diestros (escribimos con la mano derecha), por qué se considera que es la “mano buen, legal, sin torceduras”.

Por el contrario, izquierdo-a es lo torcido, lo injusto, lo insensato. La condición de zurdo ha sido considerada una anomalía desfavorable.  En la Antigua Roma si el augurio venía por el lado derecho era considerado bueno en cambio si llegaba por la izquierda era malo o adverso.

Una vez aclarada  la terminología analizaremos a continuación la situación política de estas palabras. No busque, querido lector, en estas líneas que continúan, un trasfondo simbólico o lingüístico. No hay buenos ni malos. No hay luz u oscuridad. Simplemente, azar.

Esta distinción nació en Paris. En el París de la Revolución Francesa.  Tras la Toma de la Bastilla (14 de julio de 1798), se conforma en Francia la Asamblea Nacional Constituyente. En ella se reunieron  las diferentes tendencias para dar al pueblo francés (analfabeto en su mayor parte) una Constitución.

Izquierda y Derecha politica

Entre los miembros de la Asamblea se encontraban tendencias muy diversas: desde los defensores del Antiguo Régimen ( estamentos de la Nobleza  y el Clero) hasta el constitucionalismo más radical (su máxima representación fue Robespierre), pasando por el sector moderado.

Un amplio abanico de ideas y de grupos. Los absolutistas eran denominados como “negros” mientras que los constitucionalistas se les llamaba “patriotas”. Tenían nombre, pero no tenían un espacio.

11 de septiembre de 1789. Discusión de la Asamblea. El tema a debatir versaba sobre el tipo de veto que podía interponer al rey frente a las decisiones del Parlamento. En un momento, antes de la votación definitiva, los partidarios de un derecho de veto amplio para el monarca se situaron a la derecha del presidente. De la misma manera los partidarios de recortar el derecho al veto al máximo se situaron a la izquierda de dicho presidente.

Por lo que parece fue todo natural y casual

Este hecho tan superficial fue el nacimiento de la división política que tenemos hoy en día. Con los debates y las votaciones, se radicalizaron las posturas. En la Asamblea nace un grupo compuesto por los patriotas (izquierda) menos radicales y por los nobles (derecha) más astutos (sabían que si mantenían su postura ideológica inflexible acabarían perdiéndolo todo). Este nuevo grupo se situará en el centro de la Asamblea.

Esta ubicación fue una necesidad. La acción demandaba que los diputados permanecieran juntos para debatir, reflexionar y comunicarse.

La libertad guiando al pueblo

En Francia la división se consagra en 1814 con la Restauración. En la Asamblea legislativa los grupos que no querían la figura del monarca y que mantenían el ideal republicano previo se situaron a la izquierda del presidente. Con esto se confirmó la situación espacial y la ideología de izquierdas y, por  exclusión, de la derecha.

Esta verdadera identificación de la izquierda viene de razones obvias. Los que quieren cambiar la situación tienen que dar el primer paso, agruparse y atacar. Son diferentes, con necesidades particulares, apenas ejercen presión… pero tienen un opresor común. Los que están bien, por su parte,  no quieren cambiar las cosas y defenderán el orden establecido.

 

SEDANO, Mariano José. “Izquierda y derecha. Génesis e historia de una díada”. Acontecimiento, 1996 PRIMAVERA; XII (39). (en linea). (Fecha de consulta: 25 de mayo de 2015). Disponible en: www.mounier.es/revista/pdfs/039031033.pdf